viernes, 24 de julio de 2009

Semilla de Herejía (2ª partey final) (40K)

Semilla de Herejía

Con la visión aún borrosa se desplazó hacia el lado indicado, pisando con cuidado, hasta que le dio un golpe a un objeto metálico. Agachó la cabeza, ahí estaba el arma. La recogió mientras enfundaba la pistola, y un tremendo empujón lo lanzó de lado entre el follaje. En el suelo, se revolvió y afianzó la espada ante sí. Vio la espalda de Morlo mientras se enfrentaba a un par de reptilianos y se relajó un tanto.

Estaba harto de estar tirado por el suelo, como un… Una poderosa mano lo agarró por el cuello y comenzó a estrangularlo. Notaba aspereza en aquella piel, y garras, unas garras afiladas que se le hundían en la carne poco a poco. Elevó la espada y clavó la punta en el brazo que lo asfixiaba. A su espalda oyó un rugido y la tenaza disminuyó, hundió con más fuerza su arma y finalmente se vio libre de la presa. Mientras resollaba giró en redondo y describió un arco hacia donde debía estar su atacante. El reptiliano miró con sorpresa como se desprendía su brazo, cortado limpiamente. No le dejó tiempo para más, impulsándose con las piernas sobre un tronco caído le lanzó una estocada.

 
Su espada se clavó profundamente en el pecho de la criatura, siseando, mientras ponía fin a su vida. Luego se levantó, una vez más, y apoyado en un árbol cubierto de moho volvió a mirar hacia la refriega. Morlo había acabado con uno de aquellos seres, y el otro tenía serios problemas para defenderse. A Cirase le iban peor las cosas, con el ropón desgarrado y con infinidad de cortes por todo el cuerpo disparaba su pistola láser mientras parecía hablar para sí misma… no, debía estar rezando, quizá porque estaba rodeada y veía cerca su final. Decidió acercarse a ella, para tratar de ayudarla, mientras seguía mirando el resto de combates. Ahora le era más sencillo distinguir a los Salamandras, disparaban ráfagas de bólter o se enzarzaban en un cuerpo a cuerpo con espadas-sierra, pero, sobretodo, destacaban los lanzallamas, había muchos Marines armados con ellos. Era sorprendente, pues aquella jungla era demasiado húmeda para mantener la llama tanto tiempo, él lo sabía bien, pues varias sororitas de su ejército siempre llevaban lanzallamas. El fuego era el mejor purificador contra la Contaminación. Sin embargo, las Hermanas de Batalla no habían conseguido hacerlos funcionar con eficacia en aquella espantosa selva.

Un grito femenino le hizo girar la cabeza. Esa vez la Hermana Dialogante estaría realmente muerta… su cuerpo había sido partido en dos mitades, desde la clavícula a la cadera. Se obligó a correr hacia los que habían matado a su fiel consejera, agarrando con fuerza la empuñadura de su arma bendita.

Irrumpió en medio del grupo de reptilianos describiendo semicírculos con la espada. Su hoja hendía carne, piel y escamas por igual. En un principio el factor sorpresa jugó un papel importante, después se encomendó al emperador y dejó que la furia lo inundara por completo. Los lagartos repelían torpemente sus ataques, pero lo superaban en número y sus brazos le resultaban cada vez más cansados. A su derecha un reptiloide le lanzó un tajo con un hacha, detuvo el golpe pero el atacante lo golpeó con el mango en la boca. Escupió un par de dientes mientras lo derribaba con una patada y giraba en redondo para hacer un corte profundo en el pecho de otro enemigo. Sintió un golpe durísimo en el estómago, e inmediatamente una descarga de dolor. Se le nubló la vista, e hizo un tremendo esfuerzo para seguir manteniendo la hoja de su espada hendiendo el aire a su alrededor. Las tripas le quemaban, golpeó en el morro a un reptiliano y se llevó la mano libre al vientre. Un líquido viscoso empapó su palma. Estaba mareado. Todo le daba vueltas. Miró su mano y descubrió que aquél fluido era su propia sangre. Debían haberle disparado a bocajarro. Apartó torpemente la acometida de uno de aquellos seres, pero luego cayó al suelo sin saber por qué. Los enemigos lo rodearon y notó varios golpes en brazos y pecho, pero no sentía dolor…

Todo estaba borroso, apenas distinguía los dientes aserrados de los reptiloides pero sabía que estaban sobre él, atacándole. Una sombra se encumbró sobre su cabeza, tardó un buen rato en darse cuenta de que era el fiel Morlo.

- Ayúdame a levantarme…ayúdam…

Se removía desesperadamente, se apoyó sobre un codo y miró hacia abajo. Sus ojos se abrieron con asombro, veía sólo una de sus botas.

- ¿Dónde...?¿dónde está la otra bota?... y mi…mi pierna?… no está mi pierna.

Luego todo se apagó alrededor, los párpados pesaban demasiado, y estaba tan cansado… tan…cansado…

* * *

- …debemos irnos.

¿Qué?... ¿quién….? ¿Dónde estaba?.

- Lo sé, pero no podemos dejar los cuerpos aquí Hermano Capitán.

¿Cuerpos? ¿qué…? ¿Por qué….? ¿Por qué hay tanta oscuridad? ¿este maldito planeta no tiene luna?. 

- La misión es más importante, estamos ya muy cerca, este es el planeta, lo sé, lo pone en el libro.

¿Libro? ¿Qué libro?. Entonces todo volvió a su memoria, la purga, los reptilianos, la batalla…los Salamandras. Trató de moverse, pero su cuerpo no reaccionaba, de hecho ni siquiera lo sentía. Probó a mover los ojos… los tenía cerrados!! No era de noche, simplemente… ábrelos, maldición!!! ÁBRELOS!!!.

Los parpados parecían dos enormes losas de ceramita, pero consiguió elevarlos un poco. Una rendija de tenue luz fue lo máximo que pudo conseguir. Varias sombras parecían moverse a su alrededor, pero estaban muy borrosas.

- ¡Capitán! Mire, le dije que podía estar aún vivo.

Pasos apresurados sobre lo que debían ser varios palmos de barro se acercaron a donde estaba.

- Teníais razón Hermano, pero no durará mucho…

- Es un Inquisidor, son duros como…

- ¿Cómo un Marine Espacial?, no Kavorr.

- Quizá, pero debemos hacer todo lo posible para salvarlo.

- De acuerdo, pero no debe entorpecer la sagrada misión que nos ha traído aquí, no lo olvides. Una de las Reliquias podría estar esperándonos.

Su mente trabajaba a toda velocidad. Estaba seguro de que aquellas sombras eran los Salamandras. Y cómo sospechaba no estaban allí por casualidad. ¿Qué clase de reliquia estaban buscando?. Un artefacto de la Oscuridad, sí, debía ser eso. Pero no, él no lo permitiría, él…

- Hermanos sujetadlo con fuerza. Espero que su fe en el Emperador sea fuerte, y que con su Voluntad Divina continúe entre nosotros..

…él los detendría, los llevaría ante el Trono Dorado del mismísimo Emperador para… sintió una oleada de calor que subía por su muslo derecho, seguida de un torrente de dolor insufrible. Hubiera querido gritar, hubiera querido… pero el mundo volvió a desvanecerse.

FIN

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
NOTAS:
- El prota es un Inquisidor del Ordo Hereticus, acompañado por su séquito y un ejército de Hermanas de Batalla.
- Los reptilianos a los que aquí hago referencia son una civilización xenos desconocida. No son tiránidos pues su armamento no forma parte de sus cuerpos, aunque hay algo de biológico en sus proyectiles. La idea es que son una civilización avanzada a medias, quizá con un grado cercano al que poseemos nosotros en nuestra realidad.
- En la historia de los Salamandras su Primarca, Vulkan, escondió nueve artefactos o reliquias de gran poder por la galaxia, que su Capítulo debía buscar y hacerse merecedor de ellas. Tradicionalmente se otorga a uno de los capitanes de una de las Compañías el título de Maestro Cazador, y es él el que se encarga de la búsqueda de estas reliquias. Aunque es una búsqueda asignada a un único individuo éste puede servirse del Capítulo para su misión, por tanto no es difícil que lo acompañe una Compañía. Los Salamandras harán cualquier cosa por recuperar estos artefactos, actualmente sólo faltan cuatro por encontrar.
- Acólito: es una fase anterior a convertirse en Inquisidor. En este caso representa a un “interrogador”.
- Arma bendita: es una espada de energía de gran poder.
- Cruzado: los inquisidores del Ordo hereticus se hacen acompañar por una serie de personajes, que le ayudan con sus conocimientos y acciones en su lucha contra el Mal. El Cruzado es miembro del séquito de un Inquisidor, representa a un “guerrero”, no lleva armas de fuego, sino una espada de energía y un escudo.
- Hermana Dialogante: La hermana dialogante representa a “un sabio”, que atesora conocimientos y estrategias muy útiles para el Inquisidor.
- Hermana Hospitalaria: su función es la de “cirujano”, aunque también va armada.
- Pistola infierno: es un arma del Ordo Hereticus, no estoy totalmente seguro de qué dispara, pero es poderosa.
- Servocráneo: hace la función de un “familiar”. Es un cráneo con implantes que levita. El Inquisidor puede tomar el control de “esto” en cualquier momento, incluso para poder ver lo que el servocráneo ve. (por supuesto, en todo momento hablo de trasfondo, no de partidas).
------------------------------------------------------------------------------------------------------

No hay comentarios:

Publicar un comentario