domingo, 13 de diciembre de 2015

Alazán desatado (Microrrelato)

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ALAZÁN DESATADO

Tintado en sangre avanza fogoso por campos de plata y esmeralda, creando a su paso promesas de libertad desbordada. Entre sus crines de fuego la rienda se alboroza desbocada, latigazos hirientes de voluntad subyugada. De orgullo henchido sus cascos perforan la tierra del belicoso antepasado de la luna creciente, mientras a su paso los olivos se inclinan ante la jubilosa locomotora que explora el antiguo dominio. Vadeando el gran río de azahar impregnado se templa un instante su sangre hirviente, hasta llegar desatado a la ansiada meta de arena y sal que lame un océano índigo.

El relato agonizante (Microrrelato)

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(El siguiente microrrelato lo escribí a raíz de un concurso, pero lo deseché y no lo mandé. Debía escribir un "relato muerto", con  una extensión de no más de dos páginas en word con letra times new roman a tamaño 12).
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EL RELATO AGONIZANTE

No me dejes morir en la nada, permite que exista a través de las palabras. Arrójame a la pira de la narración enquistada, aquella que cincelas desbastando la dura superficie de las ideas no natas. Este limbo que llamas mente me comprime como una mortaja, no me asfixies, no me retengas en el olvido, lánzame al embravecido mar de tu alma y empápame con tus angustias y miedos, cabalgaré el oleaje hasta que rompa en la afilada arista de tu pluma. Mi agonizante existencia te liberará del espeso nudo en la garganta, de las goteras que inflaman tus ojos en el rojo rubí de la rabia, del amargo rictus que agrieta tus labios en el incierto sabor de la ceniza. Cógeme, arráncame las entrañas y viértelas sobre el lienzo, mis estertores formarán las palabras.

La muerte de un relato (Relato corto)

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(El siguiente relato lo escribí a raíz de un concurso, pero lo deseché y no lo mandé. Debía escribir un "relato muerto", con  una extensión de no más de dos páginas en word con letra times new roman a tamaño 12).
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LA MUERTE DE UN RELATO

Por fin estoy muerto, o eso creo. Trataré de relatar el relato de este relato, así podréis juzgarme vosotros.

No sé ya el tiempo que llevaba en el mundo, pero sé que nadie quería acabar conmigo. Mis primeras letras empezaron siendo garabatos de tinta cobalto sobre un papel de libreta barata, con gusanillo y cuadriculada, la pobre. La primera frase me fue amputada de manera grosera tachándola insistentemente, depués un par de párrafos dubitativos corrieron la misma suerte. Tal vez lo único que sobrevivió de todo aquello fue la palabra "puedo", o quizá fuera un "quiero", no estoy seguro, pues esa segunda historia no pasó el filtro al "pasarme a limpio" a un folio de buen gramaje. ¿Nací entonces?, no, una historia inacabada sin sustancia formó mi alma durante mucho tiempo, mientras se me enterraba en vida junto a la pelusilla de un cajón medio vacío. Mi tumba fue profanada un par de veces antes de pasar a la otra vida, la primera fue un viaje movidito, se me desenterró con rapidez y me garabatearon una lista de legumbres y lácteos para luego mutilarme llevándose aquello a lo que aún no había tenido tiempo de aceptar como mío.